sábado, 23 de enero de 2016

MUNDO VIEJUNO

Hiperventila la gerontocracia del Antiguo Régimen y en un pasmoso ejercicio de paradoja una televisión de derechas ejecuta (con objeto de denunciar los tentáculos del chavismo en España) una imitación perfecta de la propaganda propia precisamente de una cadena bolivariana que pretendiera meter en la cárcel a un opositor.
Anatema, gritan los articulistas supervivientes de la Santa Transición y todo porque los nuevos no se les ponen al teléfono ni mucho menos les van a invitar a gambas en Casa Manolo.
Por la carrera de San Jerónimo va hablando él solo consigo mismo Raúl del Pozo, al que se le ha puesto cara de San Juan justo antes de escribir en su cueva de Patmos el Apocalipsis.
Pilar Cernuda, por su parte, exige a don Landelino Lavilla que intervenga.
Es como si una buena parte de los periodistas españoles se hubieran fosilizado ante la velocidad que ha tomado la situación política en España.
Las reglas del juego han saltado por los aires y ya no valen viejas fórmulas de análisis pero algunos siguen dale que te pego con el copy page de 1978 y añorando lo ricas que estaban las lentejas de Mona Jiménez.
Añádase al asunto que Rubalcaba y otros líderes jurásicos del PSOE hablan de humillación porque Podemos propone a Pedro Sánchez como presidente de gobierno (que ya es una forma rara de humillar a alguien, hacerle presidente).
Resulta que queríamos Borgen pero no tanto.
A Rubalcaba le sale el burócrata que lleva dentro y brama "eh, no, no, el poder es del bipartidismo y no se toca".
Pero, hombre, don Alfredo, que en Valencia su camarada Ximo Puig le dio la vicepresidencia a Compromís y su apreciada Susana Díaz hizo lo propio con Izquierda Unida durante una legislatura.
Gobernar en coalición es (claro) repartir carteras.
Ante tal evidencia siempre está el que viene con flores en el pelo, simulando neutralidad, y pide "que no se hable de sillones sino de propuestas concretas".
Una cosa no quita la otra y si no tiene usted otra cosa qué decir al respecto, puede volver a sestear a ver si le llaman para otra tertulia.
Hay un mundo viejuno (como titulaban los de Muchachada Nui) que no entiende nada.
Y cuando no entiende algo suele repetir muchas veces: "televisión, televisión, eso es televisión".
Porque entiende ese periodismo gagá que Podemos existe debido a que Paolo Vasile y Maurizio Carlotti (dos peligrosos izquierdistas donde los haya) se reunieron un día y decidieron socavar los cimientos del sistema con Gran Hermano VIP, Velvet y Pablo Iglesias.
Luego están los que, vía Ministerio del Interior (supongo), optan por las técnicas de golpe de Estado clásicas y filtran viejas grabaciones policiales en vídeo con dirigentes de Podemos que no eran dirigentes de Podemos en aquellos días y dirigentes de la CUP que, sí, no tienen problema en reivindicar a Chávez y a Kim Jong-un.
También está Inda y sus papeles de Irán y el ABC con una Tortuga Ninja en primera página.
Pero vamos a ver.
¿Por qué la propuesta de Pablo Iglesias de gobierno de coalición con él de vicepresidente ha irritado tanto a algunos opinadores?
Tal vez los que siguen tratando como frikis extraparlamentarios a la gente de Podemos debieran memorizar un número: 5.189.333.
Es la cifra exacta de los votos que recibieron Podemos y sus confluencias.
Apenas 300.000 menos que los del PSOE.
Recuérdese antes de proceder al sistemático insulto sea por cuestión de rastas, bebés en el hemiciclo o afición a la bicicleta.
En cuanto a la prepotencia de Pablo Iglesias o la supuesta falta de respeto al dirigirse al PSOE, pues sí, quizás.
Pero no estaba muy lejos del tono de Pedro Sánchez cuando, tras ningunear a Podemos en la formación de la Mesa del Congreso, dijo que Pablo Iglesias tenía "una pataleta de niño pequeño".
Estaría bien que por ambas partes se rebajase el nivel de acritud pero tampoco exageremos: lo de que en política se hacen extraños compañeros de cama sigue siendo una norma en vigor (y a veces se cumple literalmente).
Todo eso hay que entenderlo pero el mundo viejuno sigue con sus palabras gastadas y no lo ve.
Eh, ojo, que también hay (gracias al cielo) todo un periodismo y analismo que está comprendiendo las claves este nuevo tiempo y relatándolo  perfectamente: Lucía Méndez, Rubén Amón, Manuel Jabois (a ratos -le prefiero escribiendo de Pontevedra-, Pablo Simón, Antonio Gutiérrez-Rubí...).
Vivimos días apasionantes pero algunos editorialistas (casi todos) están enfadadísimos.
Tampoco es para tanto.
Ricardo de la Cierva escribió en el diario El País aquello de "error, inmenso error" cuando llegó Suárez al poder y luego mira.
Este mundo viejuno pasará y habrá que aceptar que las cosas son como son, que existe un aparato electrónico que se llama televisión donde también se hace política y que hay toda una corriente (¿mayoritaria?) que exige cambio y justicia social y que no pasa nada por intentarlo.
Ah, y nadie se ofenda porque cuando hablo de mundo viejuno no se trata de insultar a nuestros mayores (tampoco soy yo un jovencito) sino de una actitud vital.
Y en cuanto a lo que dijo Pablo Iglesias del abrigo de Ana Romero pues no, no estuvo muy acertado el líder de Podemos y cuando pueda que le pida disculpas a la periodista de El Español y tan amigos.
Ahora, Ana, que eso sea sexismo no estoy de acuerdo, que el otro día vi a Kanye West con un abrigo de piel (sintética, espero) muy molón.

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